Juan Manuel Gámez Andrade
Cronista de Tehuacán
Nació en la ciudad
de Oaxaca el 25 de diciembre de 1871. Fue hijo de don José María Pereyra y de
doña Benjamina Mejía; fue bautizado el mismo día de su natalicio en el Sagrario
a manos del presbítero José Nicolás Vázquez. Hizo sus primeros estudios entre
los años de 1880 a
1886 en la escuela primaria para niños, que estaba anexa a la Normal Lancasteriana ,
que estuvo ubicada en la 7ª calle de la Independencia. Ingresó
en 1886 al Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, donde cursó la preparatoria
que terminó en 1892.
Su
preparación profesional la realizó en el propio Instituto de Ciencias entre los
años de 1892 a
1897, habiendo presentado su examen teórico el 31 de octubre de 1898 y el
práctico el 5 de noviembre del mismo año, siendo aprobado por voto unánime de
los miembros del jurado, integrado por profesores y doctores en medicina y
cirugía, obteniendo así el título de médico, cirujano y partero.
Posteriormente
fue profesor de sicología, de fisiología y de moral en el Instituto de Ciencias
y Artes hasta el año de 1916. Fue catedrático en la Escuela Normal de
literatura perceptiva. Inspector de la Escuela Superior
Delfina Ortega Díaz y miembro de la Junta Central de Instrucción Pública, la que
presidió en dos ocasiones. Estableció la Beneficencia Escolar
del Estado de Oaxaca y fue designado delegado general del magisterio oaxaqueño
ante el Congreso Pedagógico Nacional, celebrado en 1913 en San Luis Potosí.
Como
escritor y periodista destacó en todas las publicaciones literarias de Oaxaca,
principalmente como cuentista, con sus producciones El Corazón Vacío, Lo que
Triunfa, La Leyenda
de las Amapolas y Las Flores de la Virgen. Fundó La Crónica , primera revista
ilustrada del Estado; el periódico La
Unión , que editó por nueve años hasta que le fue incautada su
imprenta El Fénix por el gobierno.
Colaboró
en el diario La Libertad.
En 1916, siendo diputado y presidente del Congreso local,
sufrió la persecución de los combatientes carrancistas, viéndose obligado a
huir a la Mixteca ,
en cuyos pueblos organizó servicios de emergencia para combatir la epidemia de
tifo exantemático y fundó el lazareto de San Martín, con resultados excelentes
por la técnica empleada.
A fines de 1916 dejó la Mixteca para buscar
refugio en Tehuacán. A dos meses de su estancia en esta nueva patria chica
–como el mismo la llamó después- el presidente municipal, don Sabino Palacios,
requirió de sus servicios para combatir una terrible epidemia de tifo, la cual
controló casi de inmediato, ganándose con ello la simpatía y el respeto de la
sociedad tehuacanera. Al paso de los años el doctor Pereyra se convirtió en
prestigiado médico cirujano, especializándose en la curación de enfermedades de
las vías urinarias.
En 1920 fungió como presidente municipal
por ministerio de la ley; después fue presidente de la Cámara de Comercio. El
doctor Pereyra fue activo colaborador de las principales publicaciones locales.
En 1933 reabrió el Asilo para Niños Pobres y con recursos propios lo
acondicionó y sostuvo hasta el momento de su muerte. El local posteriormente
fue convertido en colegio municipal.
Fue colaborador de la revista Iris y
editorialista del semanario Correo de Tehuacán, además de dar sus trabajos a
todos los que se editaron durante toda la provechosa existencia del doctor
Pereyra en esta ciudad. En materia de enseñanza fue presidente del Consejo
Pedagógico del Instituto Politécnico que dirigía su entrañable paisano el
profesor Porfirio O. Morales; además fue director de la Secundaria Tehuacán ,
que la fue la primera que aquí se fundó, después de impartir la cátedra de
botánica.
Como profesional de la medicina dio sus
servicios gratuitos a gran cantidad de enfermos. Fundó la sociedad literaria El
Libro y de la Asociación
de Beneficencia Privada de Tehuacán. Formó parte del patronato de la Biblioteca pública
Joaquín Paredes Colín. Perteneció a la Sociedad de Escritores y Periodistas de Tehuacán
El 30 de abril de 1948 falleció en esta
ciudad el doctor Manuel Pereyra Mejía, y en 1949 el presidente del Concejo
Municipal, doctor Gustavo Coeto Ortega, le impuso el nombre del galeno a la
antigua calle de Los Pinos de la colonia Ignacio Zaragoza, a iniciativa del
Club Rotario, del cual era presidente cuando falleció, perpetuando la memoria
de uno de sus miembros más activos y prominentes.
Gracias por publicar la biografía de mi
ResponderEliminarTatarabuelo
Es grandioso leer esto
EliminarTambién es mi tatarabuelo,un gusto saludarte.
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