Juan Manuel Gámez Andrade
Cronista de la Ciudad
El
pasado 25 de noviembre se cumplieron 106 años de que este bello edificio fue
inaugurado en la esquina que formaban las calles 2ª Nacional y del Mesón de San
Francisco (Avenidas Reforma Sur e Independencia Poniente). Sus primeros dueños
fueron Eleuterio Benito y Jacinto Coronas. Desde entonces engalanó esta
céntrica esquina hasta que en los años setenta la picota se encargó de
destruirlo para acabar con los pocos edificios verdaderamente valiosos con que
con que contaba aquel Tehuacán hoy inexistente.
La
fisonomía nuestra ciudad ha cambiado notablemente en las últimas décadas. Su
transformación para unos ha sido positiva, aunque para otros el crecimiento
urbano ha sido tan desordenado que no hay uniformidad en las edificaciones que
hoy se construyen cuando menos en el perímetro que ocupa el primer cuadro.
En
el último tercio del siglo XIX se levantaron inmuebles que al paso de los años
dejaron testimonio de su señorío y le dieron homogeneidad y belleza a la imagen
urbana, logrando armonizar los espacios públicos que, sobre todo, reflejaban
nuestra identidad cultural.
Casi
al final de la cuarta década del siglo XX se inició la introducción de nuevas
corrientes arquitectónicas con la presencia del arquitecto Alfredo Olagaray,
quien se encargó de cambiarle el rostro urbano a Tehuacán. La picota dio cuenta
de viejas casonas del centro citadino para dar paso a grandes y modernos
edificios como el cine Reforma, el hotel México, el edificio Covadonga, Aguas de Tehuacán y
varias residencias particulares que aún se encuentran en pie.
Otro
edificio admirado por propios y extraños fue sin duda el del teatro Maza,
inaugurado el domingo primero de abril de 1899 en la entonces
calle de las Damas, actual 3 Norte. Muchos nos seguimos preguntando cómo es
posible que los tehuacaneros del siglo antepasado tuvieran un teatro así y hoy
no podemos contar con un auditorio de medio pelo. El Maza forma parte de ese
Tehuacán inexistente.
En
la década siguiente Tehuacán cambió sustancialmente su fisonomía urbana. En el
primer cuadro las casas de un piso y con sus fachas encaladas de blanco
empezaron a desaparecer. Estos cambios ocurrieron de manera tan abrupta que su
momento se mencionó que se había sacrificado la imagen urbana por criterios
simplemente funcionales y muchas veces heterodoxos, atentando contra la
estética del paisaje citadino.
Por
ello consideramos que en nuestros días se debe regular la construcción de
inmuebles y aplicar llanamente el plan de desarrollo urbano municipal a fin de
evitar que nuestra ciudad siga convirtiéndose en un incomprensible muestrario
de diversos estilos arquitectónicos.
Sin
duda la solución es responsabilidad de todos, y particularmente de autoridades,
propietarios de inmuebles, arquitectos y constructores, quienes deberán
conjugar esfuerzos para evitar se continue con el deterioro de la imagen urbana
de Tehuacán.
Y
como reza el dicho: “una imagen dice más que mil palabras”, presentamos algunas
fotografías de edificios que formaron parte de aquel Tehuacán nostálgico,
romántico quizás, pero que definitivamente se nos escapó como agua corriente de
nuestras manos.
El
Casino fue inaugurado en 1893. La fotografía fue impresa más o menos en el año
de 1906, por lo que seguramente así era su apariencia original. Su construcción
era algo austera, acorde a la época, pero sin duda le daba vista y vida al
centro de la ciudad, sobre todo porque se encontraba frente a la Plaza de la
Constitución, después nombrada Parque Juárez. Al paso de los años al edificio
se le fueron haciendo cambios, como quitarles los balcones para construir
locales comerciales y al interior se hizo una pista de baile, una mesa de boliche,
billares y al fondo una cancha para practicar frontenis. Es sin duda otro
edificio emblemático del Tehuacán inexistente.
Felicidades por la recuperación histórica que vas haciendo del proceso en el tiempo que ha vivido la ciudad, desde sus orígenes mesoamericanos y posterior a la "refundación" que hicieron...
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