Juan Manuel Gámez
Andrade
Cronista de Tehuacán
El
25 de septiembre de 1934, a
las 5 de la tarde, en el Centro Recreativo se firmó el acta donde quedaba
legalmente constituida la
Cruz Roja Mexicana, Sub-Delegación Tehuacán, con la tutela y
orientación de la
Delegación de la ciudad de Puebla. Este importante documento
lo firmaron: doctor Agustín Galindo, Darío Bárcenas, María Villar García,
Enrique Villar, Manuel Romero Esparza y doña Raquel García viuda de Herrero,
autora de la brillante idea para que Tehuacán contara con los servicios de la Benemérita y que éstos
estuvieran amparados por los colores rojo y blanco. También estamparon su firma
en el acta los señores Eduardo Ruiz Paredes, doctor Ricardo Cacho Jiménez, doña
María Madrid viuda de Cacho, Alberto López Retif, Joaquín de la Torre , José Luis Herrero,
Ernesto Díaz Ceballos, Jorge Patjane, Rafael Díaz y Díaz y otras personas
más.
La primera directiva de la Cruz Roja Tehuacán la
conformaron: presidente, doctor Ricardo Cacho; secretario, José Luis Herrero;
prosecretario, Alberto López Retif; tesorero, Eduardo Ruiz Paredes y doña
Raquel García viuda de Herrero como presidenta del Comité de Damas Voluntarias.
Todo estaba firmado y listo para arrancar, pero surgió la primera dificultad y
fue el conseguir un local adecuado para que la institución pudiera dar
servicio. Esta fue una ardua labor por parte de los integrantes de la directiva
y de muchos voluntarios, quienes convencidos de que era necesario darle a
Tehuacán un sitio donde aliviar el dolor ajeno, no descansaron ni un instante
para tocar puertas, sensibilizar corazones y despertar conciencias, y los
resultados no se hicieron esperar.
Desde sus inicios la Cruz Roja de Tehuacán ha
prestado un importante servicio a la comunidad. Cientos de héroes anónimos han
colaborado de diferentes maneras, aunque todos con el noble fin de ayudar a
mitigar el dolor ajeno
Fueron muchos los ofrecimientos,
pero por fin, a principios de 1935, la bondadosa dama doña Raquel García viuda
de Herrero, cedió gustosa su casa ubicada en el número 202 de la calle 2
Oriente, casi esquina con el callejón de la uno Norte, para convertirla en el
primer hogar de la Cruz Roja
tehuacanera. Los trabajos de acondicionamiento fueron realizados por los
directivos y voluntarios; y así el 31 de marzo de 1935 inició sus labores la Sub-Delegación de la Cruz Roja de Tehuacán, y
precisamente ese mismo día prestó su primer servicio cuando la niña Edith Díaz
Ceballos Cruz, que vivía casas adelante, se había caído de una ventana y fue
Eduardo Ruiz Paredes, que además de tesorero fungía como jefe de ambulantes, el
que la auxilió.
El edificio de la Cruz Roja es sin duda un sitio histórico, ya que
antes de ser ocupado por la
Cruz Roja tuvo diferentes usos. Durante la Guerra de Reforma se
utilizaba como cuartel militar. Aquí, en el mes de junio de 1853 estuvo preso
don Benito Juárez a su paso para el destierro que le impuso Santana
El inmueble -que antes albergó a una
carbonería- contaba sólo con una salita de espera, una sala de enfermería y un
modesto dormitorio para los ambulantes; el piso era de mosaico, las paredes
enyesadas y los cielos rasos. El doctor Cacho puso a disposición su Sanatorio
para que en él se pudieran efectuar las operaciones quirúrgicas que fueran
necesarias.
De esta manera la Cruz Roja continuó
brindando su humanitaria labor, pero como realmente el local era insuficiente,
los directivos iniciaron las gestiones para que el ayuntamiento, presidido por
Francisco Salceda Pozos, les entregara de manera provisional un anexo del ex convento
de El Carmen, que entonces ocupaba la oficina de Servicios Coordinados de
Salubridad, sobre la actual avenida Reforma Norte, para trasladar ahí a la Benemérita. El 8 de
marzo de 1936 fue firmado el acuerdo por el alcalde, que entonces ya era
Teófilo Flores Huerta, el cual ofreció y aportó su más amplia cooperación para
ensanchar los trabajos de la institución. El 2 de noviembre del mismo año, por
fin el ayuntamiento otorgó la escritura de propiedad del citado anexo del ex convento
a la Cruz Tehuacán
de Tehuacán. En 1937, el ayuntamiento presidido por Diego Espinosa, cedió a
dicha institución el resto de su actual local, que ocupaba en ese tiempo la
comandancia de la policía.
En 1949
el edificio de la Cruz Roja
sirvió de escenario para la filmación de la película americana The Big Steal (El Gran Robo) y la
oficina que ocupó hasta hace unos días la administración fue habilitada como
Inspección General de Policía de Veracruz, ya que la trama de esta película se
desarrolló en ese hermoso Puerto.
Ya en posesión del edificio, la
bondad y hermandad de los tehuacaneros se volvió a poner de manifiesto, ya que
decenas de héroes anónimos tomaron los picos y las barretas y en escasos cuatro
meses transformaron un local abandonado, sucio y antihigiénico, en un amplio y
bien acondicionado edificio que fue formalmente concluido el 17 de agosto de
1937. Cinco días más tarde el profesor Porfirio O. Morales, en su carácter de
regidor de Hacienda, declaró solemnemente inaugurada esta casa que el pueblo de
Tehuacán ha destinado desde entonces para aliviar el dolor humano.
Setenta y siete años han transcurrido
desde su fundación y por la noble Cruz Roja hemos visto desfilar a innumerables
hombres y mujeres que con su buena voluntad y deseo de servir al prójimo han
aportado su granito de arena para que la Benemérita cumpla su cometido de aliviar en algo
el dolor de nuestros semejantes. Es posible que este sea el último año que la Cruz Roja ocupe el
actual inmueble de la avenida Reforma Norte, y por ello resulta significativa
la próxima celebración del 77º aniversario de su provechosa existencia, pues lo
hará en un nuevo edificio localizado al poniente de la ciudad, que ya es su
tercera casa en la que se espera permanezca muchos años más para continuar su
humanitaria labor.
Creo necesario hacer mención que el
22 de abril de 1914 se fundó en Tehuacán una brigada de la Cruz Roja perfectamente
bien estructurada, para atender a las víctimas de los constantes combates
ocurridos entre civiles y federales contra los revolucionarios. Y aunque sólo
operó escasos once meses, es justo reconocer que cumplió una misión heroica al
auxiliar a decenas de personas sin importar a que bando pertenecían. La
institución la conformaban: presidente, doctor Ranulfo B. Izaguirre;
vicepresidenta, Jovita Cacho de Verde; tesorera, Adela Macedo de Orozco;
secretaria, Rosa Luisa Coyula; comisario, doctor Francisco R. Quevedo; vocales:
doctores, Adán Hernández, Luis Coyula, Alfredo Iglesias, Manuel Gilberto
Suárez, Wenceslao Moreno y Alberto B. Orduña.
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