Juan Manuel Gámez Andrade
Cronista de Tehuacán
El próximo 29 de mayo se cumplirán 63 años de la desaparición física de
don Agustín A. Cacho Díaz Ceballos y como un modesto homenaje a su obra
filantrópica nos permitimos presentarles una pequeña biografía de quien fue
considerado como un perfecto pilar de la beneficencia privada de Tehuacán.
Agustín Augusto Cacho Díaz
Ceballos nació en esta ciudad el 22 de junio de 1868. Fueron sus padres don
Agustín Cacho y doña Guadalupe Díaz Ceballos.
Sus primeras enseñanzas las recibió en la Escuela Municipal
y en la de Artes y Oficios que dirigió el recordado maestro don Manuel
Valderrama.
En su juventud se dedicó al negocio
familiar de la compra venta de harinas y de algunos productos del campo. En
1919 inició sus actividades altruistas al integrarse a la Junta de Caridad de Tehuacán
y en compañía de Agapito Verde, Joaquín Paredes Colín y Mariano Ruiz, se
dedicaron a apoyar el combate de la terrible epidemia de influenza española que
azotó a la ciudad y su región; Don Agustín participó en una intensa colecta
entre la ciudadanía y en puebles cercanos logrando reunir casi 600 pesos que
sirvieron para comprar medicinas y alimentos para los enfermos.
Para el año 1920 fundó un
molino de nixtamal llamado El Fénix y una fábrica de hielo en la esquina de las
calles de Escobedo y Vía del Ferrocarril, actuales Independencia poniente y
Héroe de Nacozari, lugar en el que todavía permanece la edificación que les
diera cabida.
En noviembre de 1922, en su
carácter de tesorero del Consejo de Educación, impulsó fuertemente la idea para
la construcción de una escuela tipo agrícola industrial en la colonia Guadalupe
Hidalgo, misma que fue inaugurada seis años más tarde. En aquel 1922 también
fungía como vicepresidente del Centro Recreativo de Tehuacán.
En 1927 fue socio fundador
del Club Rotario de Tehuacán, siendo su presidente en el ejercicio 1929-1930. A principios de 1928
formó parte de la Junta
de Mejoras Materiales que se encargó de resolver el problema del abastecimiento
de agua para la ciudad. El 15 de octubre del mismo año fue integrante de la
comisión para el cambio de nomenclatura, misma que subsiste hasta nuestros
días.
A partir de 1938 don Agustín
fue activo colaborador de la
Cruz Roja , institución a la que apoyaba celebrando rifas y
otorgando cuotas mensuales. A fines de 1942 este noble tehuacanero propuso a
las autoridades la construcción de un monumento a la libertad, que consistiría
en levantar una torre, similar a un faro, de 20 metros de altura,
sobre la actual avenida López Mateos, que fuera financiada con aportaciones
particulares; desafortunadamente la respuesta no fue la deseada y para que su
idea no se perdiera mandó a construir un pequeño torreón en el edificio de su
molino que aún se conserva. Después de más de medio siglo el Club Rotario mandó
a edificar el majestuoso Monumento a la Identidad en la entrada poniente de la ciudad,
que hoy es orgullo de todos nosotros.
El 24 de noviembre de 1945
el presidente municipal Fernando Luna exaltó lo siguiente: “es de reconocerse
la actitud plausible, meritoria de la patriótica iniciativa de don Agustín A.
Cacho, quien pretende establecer una gran planta hidroeléctrica denominada Atzompan
que se formaría con el cauce del río Coyolapan”.
Don Agustín Augusto, como
todos los hombres probos y de bien, nunca se vanaglorió de sus obras
altruistas, pero los tehuacaneros lo ubicaron como un perfecto pilar de la
beneficencia privada de Tehuacán.
El 29 de mayo de 1946 una
pulmonía cortó su provechosa existencia, pagando tributo a la madre tierra
cuando contaba con 78 años de edad.
Su filantropía hizo posible
que en ese mismo año el presidente del Concejo Municipal, doctor Gustavo Coeto,
impusiera el nombre de Agustín A. Cacho a las antiguas calles del Mercado. Sin
duda honor a quien honor merece.
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